La Organización Mundial de la Salud enfatiza la importancia de los primeros años de vida como una etapa crítica para el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los bebés.
Durante este período, se produce un rápido crecimiento y maduración, así como el establecimiento de las bases para el aprendizaje y las habilidades sociales.
¿Qué busca la intervención temprana?
Proporcionar experiencias y estímulos adecuados que ayuden a desarrollar las habilidades cognitivas, físicas, emocionales y sociales de los niños.
Estas actividades pueden incluir juegos, ejercicios físicos, interacción social, exploración sensorial y muchas otras formas de interacción y aprendizaje.